Antígona

 

Hija de Edipo y hermana de Ismene, Polinices y Eteocles. Algunas versiones afirman que es hija de Eurigania, pero la versión más común se refiere a ella como hija de Yocasta y producto del incesto con Edipo. Antígona acompañó a Edipo luego de que este se quitara la vista y se desterrara de Tebas. Ambos llegaron a Colono, en Ática, donde Edipo murió. Con su padre muerto, Antígona regresó a Tebas, donde vivió con su hermana Ismena. En la guerra de los Siete Jefes, sus hermanos Polinices y Eteocles luchaban en bandos contrarios. Eteocles defendía Tebas, mientras que Polinices la atacaba. Ambos se mataron entre sí. El rey Creonte, tío de los hijos de Edipo, decretó ceremonias para Eteocles, pero prohibió que sepultaran a Polinices, el traidor. Antígona no cumplió con el mandato, pues consideraba que la sepultura era un deber sagrado impuesto  por los dioses,  especialmente a los  parientes.  Entonces Antígona vertió un puñado de polvo sobre el cadáver, gesto que cumplía el deber religioso. Por esto fue condenada a muerte y encerrada viva en la tumba de los Labdácidas, sus ancestros. Una vez dentro, se ahorcó. Al enterarse, Hemón, hijo de Creonte y su prometido, se quitó la vida sobre su cadáver. Ante toda esta tragedia, la esposa de Creonte, Eurídice, también se suicidó.

​

Existe otro personaje también llamado Antígona, hermana de Príamo, muy bella. Estaba tan orgullosa de su cabello, que llegó a pensarse más bella que Hera. Disgustada, la diosa transformó en serpientes los cabellos de Antígona. Pero los dioses se apiadaron de la pobre joven, y la convirtieron en cigüeña, enemiga de las serpientes.

 

​

​

- Grimal, Pierre, (1989). Diccionario de mitología griega y romana. Trad. Francisco Payarols, Barcelona, España: Paidós (pp. 33-34)

- Graves, Robert, (2007). Los mitos griegos I y II. Trad. Esther Gómez Parro, 2001. Madrid, España: Alianza Editorial (pp. 11)